Esperábamos un cambio decisivo que equilibrara la balanza en el sector, pero al menos ahora ahora existe algo más de margen: En el último Consejo de Ministros del 2017, que se realizó el pasado 29 de Diciembre, el Ministerio de Hacienda ha aprobado el mantener el límite de facturación a partir del cual se tributa en módulos (en el sector del transporte) dejando dicho límite en la cifra de 125.000 euros.
Si se hubiera mantenido el límite en 75.000 euros el varapalo recibido habría sido grave para el sector del transporte, nutrido con transportistas autónomos que poseen un solo vehículo, dado que contamos con la experiencia vivida con la reducción del límite que se hizo con la reforma fiscal del 2015.
Esta prórroga, que ya había sido reclamada por entidades como FENADISMER desde el año 2015, no logra solucionar el problema de la fiscalidad del transportista autónomo, pero al menos sí ofrece un margen para seguir negociando una armonización que equipare la presión fiscal de la tributación en Estimación Directa con la tributación a través del Impuesto de Sociedades.
Todos sabemos que el sistema de módulos no es el más justo, pero es lo menos malo que tenemos a nuestro alcance en el marco de la legislación actual. Estamos de acuerdo que es necesaria una armonización fiscal, para que el peso de la tributación sea de mayor similitud para todas las empresas, pero mientras esto se obtiene, que no tenga que ser a costa de cargarnos a todos los transportistas autónomos. En el País Vasco han sufrido la misma eliminación de módulos, pero “disfrutan” de una compensación en IRPF de al menos el 45%, para “equiparar las condiciones de competitividad”.