Todos tenemos presente la tragedia. Hace una semana los telediarios se llenaban de las impactantes imágenes, y un escalofrío volvía a recorrernos el cuerpo. El atentado de Berlín tuvo lugar junto a la Iglesia Memorial Kaiser Wilhelm, en Breitscheidplatz, donde se había ubicado un tradicional mercadillo navideño. El atropello masivo se llevó las vidas de 12 personas y lesionó a otras 56, entre ellas, el conductor del camión, Łukasz Robert Urban, que fue encontrado muerto en la cabina.
El presunto autor del atentado es el tunecino Anis Amri, quien falleció en un tiroteo en Italia el pasado 23 de diciembre, al ser interceptado por la policía en una estación de tren.
Las últimas investigaciones apuntan a que el conductor, Łukasz, no sólo luchó por su vida, sino que intentó detener al terrorista. Desde Berlín se afirma que es posible que, sin su intervención, la masacre hubiese sido mucho peor.
Łukasz recibió múltiples puñaladas de arma blanca y forcejeó con el tunecino, a quien seguramente lo trataba de detener o expulsar del camión, imaginando lo que iba a pasar, dados los antecedentes de lo ocurrido en Niza el pasado 14 de julio. Al final el terrorista le disparó en la cabeza con un arma de pequeño calibre y acabó con él. Tras el atentado su cuerpo fue hallado en el asiento del copiloto con evidentes signos de haber librado una intensa lucha.
Descansa en Paz, Łukasz
Desde SobreCamiones nos solidarizamos con él, con la familia que deja atrás (su esposa y un hijo adolescente al que adoraba) y con la valentía que demostró en momentos tan delicados. Una suma de casualidades provocó que Łukasz estuviera en el lugar y en el momento justos, para ser interceptado por el terrorista. No se sabe cómo ocurrió, pero sí conocemos algunos de los pasos previos, que le llevaron a esa situación:
Ariel Żurawski. Primo del conductor del Scania asesinado en el atentado.
Con un Scania R 450, perteneciente a la empresa de transporte de su primo, Ariel Żurawski Usługi Transportowe, llegó a Berlín un día antes de lo esperado, transportando vigas de acero desde Turín. Intentó adelantar la entrega, pero en ThyssenKrupp Schulte le emplazaron para el día que ya tenía fijado para ello. Le tocaría pasar la noche en la ciudad alemana, a pesar de que él deseaba regresar a su casa cuanto antes para celebrar las navidades en familia. Detuvo el camión cerca de la empresa, a unos 5 kilómetros del mercadillo donde ocurriría el atentado, y fue a por un kebab. La última persona en hablar con él fue su primo, “¡Nos vemos en navidad!“, exclamó antes de colgar. Después de aquello, ya no supieron nada más de él hasta que a las 15:45 el GPS del control de flota mostró que el camión hacía movimientos raros, hacia delante y hacia atrás, como si alguien intentara aprender a conducirlo. Llamaron a Łukasz, pero no hubo manera de hablar con él. Fueron las autoridades las que contactaron a Ariel, como propietario del camión, tras el ataque.
