Ha tenido lugar la Cumbre de las Naciones Unidas contra el cambio climático.
Denominada la COP22 de Marrakech, se ha convertido en una cita clave, en la que los responsables políticos parece que empiezan a tomar decisiones para hacer realidad lo decidido un año atrás en la COP21 de París. Y hay una noticia que nos llama la atención:
Los representantes de los profesionales del transporte por carretera se comprometen a reducir su impacto en la contaminación, para que en 2060 el resultado sea: Cero emisiones.
Es el compromiso de los países que ya han firmado la hoja de ruta. En el documento los portavoces del sector del transporte se han comprometido a través de 15 iniciativas.
En esta declaración de intenciones figuran medidas como el fomento de los autobuses limpios, la introducción de combustibles limpios, el desarrollo de modos alternativos de transporte o el desarrollo de carreteras con bajos niveles de carbono. ¿Estos compromisos podrán cambiar la situación? No del todo. El caso es que no se ha previsto todavía la implementación de sanciones para aquellos países signatarios que no cumplan con esta hoja de ruta, por no hablar de los que ni siquiera han dado el paso de firmar el compromiso, algunos de los cuales son grandes contaminadores.
Por lo tanto, las empresas de transporte estarán obligadas únicamente por las legislaciones de sus respectivos países, por lo que este evento puede estar cargado de buenas intenciones, pero su función es un tanto propagandística y seguramente no tendrá consecuencias que afecten positivamente al medio ambiente. Sin embargo, sí puede estar resultando útil para dar un paso hacia la toma de conciencia, y es posible que con ellos se fomente el mercado para que avance hacia opciones menos contaminantes en los vehículos.
Escoger vehículos más sostenibles
Sin embargo, en última instancia, esa decisión está todavía en manos del propio cliente. De él depende que poco a poco los camiones seleccionados funcionen con combustibles limpios y cuenten con la tecnología necesaria para hacer esta gran aportación por nuestro planeta. Incluso aunque sea a nivel de RSC (Responsabilidad Social Corporativa), para mejorar la imagen de la empresa de cara al mundo. Curiosamente, después de haber sido uno de sus peores enemigos, el mejor aliado en la lucha contra el cambio climático, tal vez sea el liberalismo.
